De la llegada del grano al país a la instalación de la mega planta de Nescafé en Veracruz: recuento de momentos relevantes sobre la historia de la industria cafetalera en México
El 18 de diciembre de 2018 representantes de Nestlé anunciaron en Palacio Nacional la inauguración de una planta procesadora de café soluble en Veracruz. Indicaron que sería la más grande de América Latina, con una inversión de más de 150 millones de dólares y daría trabajo directo e indirecto a 10,000 agricultores. Actualmente ya se encuentra operando y se espera que se concluya en 2022.
Detrás de este acontecimiento también se vislumbra que la transnacional especializada en la producción del chocolate Carlos V, los cereales Nesquik, la leche nido, los gerbers y desde luego el Nescafé, hará de México un polo en la producción del café soluble a nivel mundial y también transformará la región de Veracruz en un motor y ejemplo en ese tipo de modelos de producción industrial.
Para no caer en posturas maniqueas la historia puede ser una herramienta útil para analizar este hecho. Sin aspirar a ser Braudel (padre de la historia de la larga duración), una mirada en el largo plazo al desarrollo de la industria del café en México puede ayudar a vislumbrar las principales continuidades o cambios en su desarrollo y así tener un panorama más amplio y con mayor profundidad temporal sobre la industria del grano y el significado de este acontecimiento.
I) La Llegada del grano y sus primeras plantaciones
La llegada del grano de café a México surge durante lo que Wallerstein llama la primera globalización económica en el Siglo XVI; que se caracteriza por un sistema de producción y explotación de las colonias que permitió el intercambio acelerado de productos desde otras latitudes. (Los tés de india, el café de etiopía, la papa de perú, y de México el cacao, el jitomate y la vainilla). Respecto al café, se dice que llegó desde Francia con el coronel Gabriel Matiheu, quien lo introdujo en la isla de Martinica en 1722. En el caso de nuestro país se identifican tres grandes momentos que fueron construyendo lo que podemos definir como la zona cafetalera de México:

Etapas de la llegado del grano de café a México.
En la primera etapa llegaron semillas obtenidas desde la Habana para ser sembradas en regiones como Córdoba y Xalapa en el estado de Veracruz. De esta primera ola se diseminó el grano a regiones como Morelos, Guerrero, Puebla e Hidalgo. La fecha de esta etapa fue entre 1740 y 1804.
El segundo momento se dio en los estados de Nayarit, Jalisco, Colima y Oaxaca. Se dice que franciscanos españoles introdujeron su cultivo, otros que Mariano Michelena (protagonista de la Conspiración de Valladolid en 1809) en uno de sus viajes como agregado cultural, hizo traer plantas de la isla de moka y en 1824 las sembró en su hacienda de Michoacán.
El tercer gran momento de asentamiento llegó desde guatemala por parte de hacendados italianos y españoles quienes instalaron plantíos en la zona de Tuxtla y el Soconusco en Chiapas (1846). Así sucintamente se fueron formando y afianzando las zonas de cultivo del café en México. Actualmente Veracruz, Oaxaca y Chiapas son los principales productores
II) El naciente sistema de producción
Desde finales de la colonia hay registros que la corona identificó el potencial de la industria cafetalera y buscó apoyar su desarrollo mediante decretos reales, exenciones fiscales y ventajas para que los colonos invirtieran en el campo.
Después de la lucha independentista se fueron sentando las bases para construir un sistema de producción a gran escala. Esto mediante la creación de haciendas especializadas en su consumo, el control de estas por españoles, alemanes e italianos que tenían conocimientos en la producción del grano y una amplia base de peones. Para 1858 se exportaban 13.4 toneladas de granos a Estados Unidos y entre 1826 y 1895 el número de cafetos en el país pasó de 500 mil a 25 millones. En este periodo más del 60 % de la producción se destinaba a la exportación.

Este sistema de producción se caracterizó por el despojo de tierras a campesinos para destinarlas producción a gran escala del café, en algunos casos el empleo de exclavos haitianos “que eran más resistentes a este trabajo”; un tipo de industria destinada al consumo exterior, la concentración de la riqueza en manos extranjeras, y nulas condiciones de vida para los trabajadores.
El “empuje” de este sistema de producción de tipo porfirista permitió un auge en el desarrollo de esta industria y por ende en el crecimiento de la producción. En esta etapa se fortaleció la producción de café en México.
El climax de este modelo se dio en 1912, cuando la producción fue de 51,558 toneladas. Este desarrollo se vio frenado por el estallido de la revolución que encontró campo fértil en el sector cafetalero y paralizó la producción nacional. Fue hasta 1927 cuando se recuperó el nivel de la producción de café posterior a la revolución.

III) El México contemporáneo y el café
La transición al México Contemporáneo se tradujo en profundos cambios en la estructura de propiedad y en el sistema de explotación de la tierra. A partir de la reforma agraria de Cárdenas (1934-1940) se apoyó a los pequeños productores vía el reforzamiento del modelo ejidal, sin embargo en algunos casos se mantuvieron también los grandes productores de café. Sobre todo aquellos especializados en la producción del café soluble.
