El café  y  las olas de consumo

 

El café se ha vuelto un dios pagano de los tiempos contemporáneos,  al que se le venera y rinde culto de formas muy diversas.

Para algunos lo importante es que los acompañe en los momentos más importantes de su vida diaria. Es por eso que no tienen ninguna importancia si viene en frasco, sobre o es prefabricado; siempre y cuando esté presente en los momentos clave: cuando se despiertan, cuando se aprestan a comer un pan dulce o después de comer algo pesado. Los trabajadores contemporáneos también conocidos como godinez lo utilizan como pócima contra el mal del puerco y como remedio cuando los brazos de morfeo empiezan abrazarlos a mitad del día (cuando les da sueño en la oficina).

Para otros se ha vuelto un objeto sacro por el que llegan a pagar elevadas sumas; se le compra en granos y se guarda en lugares herméticos para disfrutarlo en la mañana cuál recién nacido que consume su primer alimento del día. 

Para otros se ha vuelto un objeto sacro por el que llegan a pagar elevadas sumas; se le compra en granos y se guarda en lugares herméticos para disfrutarlo en la mañana cuál recién nacido que consume su primer alimento del día. 

El caso es que esta inscrito de múltiples maneras en la vida diaria de las personas. Se ha vuelto un fenómeno cultural para los estudiosos de los hábitos y las costumbres. Se dicen especialistas en el café y las olas de consumo .

El café y las olas de consumo

El café y las olas de consumo: etapas principales

El primer gran impulso para el café y las olas de consumo se dio a inicios del siglo XX con la revolución industrial del café instantáneo. La transformación del grano en un polvo que se disuelve en agua caliente y permite preparar la bebida cualquiera que sea el lugar en el que te encuentres permitió que éste cruzara océanos y continentes para llegar a casas, oficinas, bares y tienditas de la esquina.

El frasco de café se volvió un líquido con fines productivistas al que no se le exigía calidad ni frescura. En ese entonces el imaginario del café se asociaba a un polvo obscuro en un simple frasco que después de su uso serviría para guardar el azúcar, orégano o cualquier otro producto.

El segundo gran momento llegó con la variante arábica, conocida por la calidad de su grano, su sabor y presencia a la hora de la extracción Es el momento estelar de empresas como Lavazza e Ily y el reinado de la máquina de espressos. 

Se empieza a divulgar la importancia del consumo adecuado para obtener mayor sabor, esencia y presencia en la extracción de los granos. Es tambien el momento en el que surgen personajes como James Bond o Humphrey Bogart que estereotipizan la idea del sofisticación e individualización asociadas al consumo de un expreso. Ellos serían los precursores del estereotipo de lo que sería hoy en día Georger Clooney bebiendo un nespresso. Como nota, en 1971 Starbuck´s abrió su primera tienda en Seatle dando inicio a lo que sería la tercera gran etapa.

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En la tercera ola se vuelve a la esencia original, representa el regreso al grano. Las miradas se enfocan en sus propiedades, en los caficultores, en el tostado y en los distintos métodos de recolección. Se destacan las variedades exóticas, los métodos tradicionales de preparación, la experiencia de la degustación. Se introduce un pensamiento de conciencia en el consumo del producto, las miradas no solo se enfocan en la bebida si no también en el sistema que lo produce y en la revalorización de todos los actores involucrados en su producción.

Se valoran las prácticas de comercio justo, se promueve una mejora en la calidad de vida de los caficultores manteniendo los precios parejos, dando apoyo técnico a quienes usen cultivos sustentables o contribuyendo al desarrollo de la población. Se busca generar un consumo consciente vía la relación comercial con cooperativas o pequeños productores para adquirir el grano a precios estables que aseguren su subsistencia. 

No obstante este pensamiento de conciencia, la industria del café es una de las más inequitativas del mundo. Un caficultor recibe el mismo ingreso por su cosecha que lo que podría llegar a pagar un mexicano de clase media por un Latte en el algún Starbuck de la Condesa. Asi mismo esta ola promueve una imagen de pseudo refinamiento, de aburguesamiento y de clasismo por los estereotipos asociados a su consumo y por los excesivos precios a los que no todos pueden acceder.

El café y las olas de consumo son categorías estereotipizantes para definir los tipos de consumo. Muestran que las formas de apropiación y representación social sobre un producto cambian con el tiempo. Que las identidades personales no son estáticas, como consumidores podemos experimentar distintas y así podemos beber un nescafé soluble, otras veces un expreso y unas veces más comprar un café siendo consciente de la región, del tipo de tostado y el sistema que lo produce.

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